Deseo y posibilidad
Una historia de las notas de la Doctora Calvin
(cap.4)
El doctor Allen no respondió. El aire que salió de su nariz hizo que la doctora Calvin prosiguiera.
- Según las transcripciones de los videos de seguridad del apartamento de la señorita Stefano, Caspio y la chica tuvieron tres minutos de conversación antes del, por decirlo de alguna manera, incidente.
- Si. Lo leí. Los dos hablaban acerca del futuro de ella, de las decisiones a tomar una vez que terminara su grado… eso lo sé, pero, ¿por qué el robot tuvo que golpear de esa manera a la chica? – El doctor Allen movía cada vez los brazos con más énfasis y velocidad. El hombre estaba perdiendo la paciencia.
- Bárbara no sabía que estaba embarazada. Deje que termine. En el video se puede apreciar que la chica le dice a Caspio, y lo leo textualmente: “solo me tengo a mi misma, y todo esto, vivir sola, la adultez, el trabajo, son responsabilidades, no es nada fácil… sé que si sucediera algo que rompiera mis pretensiones, mis deseos, sea lo que sea, encontraría la manera de sobrellevarlo, pero dime Caspio, ¿no crees que sería lindo que al menos los deseos más inocentes se hicieran realidad? No estoy fantaseando con nada fuera de la realidad; volverme famosa, millonaria, cosas así… No. Solo quiero un trabajo. Una profesión. Destacar en lo que sé que yo elegí y lo que yo puedo hacer. Imaginar que uno puede perder lo que más sueña… Dios, Caspio, me hace sentir mal, ¿sabes?… de hecho me siento mal…”. Es en ese momento en el que transcripción dice que Caspio se entrecorta al hablar. Una máquina como él es incapaz de tener un desfase, usted mismo lo dijo en la reunión para la aprobación de fondos. Su cerebro positrónico siempre elabora una respuesta, nunca cesa de anticiparse –. La doctora Calvin comenzó a golpear el cristal con un dedo. Al otro lado, Caspio movía sus ojos en dirección del sonido.
- ¿Qué se supone que significa eso para mí? – De pronto la robopsicóloga golpeó otro sector del cristal, y Caspio cambió la dirección de su atención inmediatamente.
- Significa que apareció un estímulo que no había sido contemplado en el mapeo que la máquina tenía de ella y el ambiente. El examen médico describe que la prenda de la ropa interior de la chica contenía…
- ¡Calvin! ¿Cómo es posible que no haya sangre en su ropa? ¡Ese trasto le hizo perder el bebé!
- Calma, Allen, contrólese – Caspio miraba al vidrio como si pudiese escuchar lo que discutían los empleados de la U.S Robots –. Entre los fluidos de la placenta y el feto también había otro tipo fluido. Había rastros de un tipo de sangre que es propia de la pared uterina. El embrión, al adherirse a la pared uterina la hiere y esta suele desprender residuos de tejido que se mezclan con la sangre… cuando Bárbara advierte que se siente mal, Caspio ‘siente’ las señales…
- Está bien, decido creerle a este punto, pero eso no resuelve nada, sino que empeora todo. ¿Ahora estas cosas son capaces de eliminar bebés? Las tasas de natalidad natural son tan bajas que esto podría traer repercusiones con ciertas políticas que intentan preservar la práctica… – Caspio estaba puesto en pie en la sala mantenía la mirada fija en su propio reflejo.
- Deje que termine. Todo fue tan inesperado como lógico. De hecho, demuestra la eficacia de su trabajo con el modelo KPHAXTIO 102. Hemos concluido en que Caspio manejaba los datos físicos de Bárbara, por lo que se daría cuenta de cualquier objeto que dañara la placidez química de sus propias ensoñaciones. Esa aparición causal de los síntomas, hilvanados con el alto compendio de información médica acerca de ellos, hicieron que el robot alcanzará la certeza de que ella estaba embarazada…
- ¿Porqué no le dijo nada a ella? ¿Porqué no le advirtió del embarazo? Además, con ese golpe ha lastimado a no solo a un humano. ¡Es una violación directa de la primera Ley en dos personas de manera simultánea! No tiene sentido lo que usted me está diciendo… – El doctor Allen caminaba hacía la puerta notablemente disminuido en todo; en altura, en peso, en ánimo, en orgullo.
- Lamento que no pueda quedarse callado doctor. Entienda que un golpe era una solución eficaz. Si la chica llegaba a ser madre, esa experiencia de no-aceptación de la maternidad, era prolongar el estado de desagrado que de seguro Caspio detectó en la chica en su conversación. Eso era algo más insoportable y dañino que el dolor temporal de un buen y acertado golpe. Hay que verlo de esta forma, para Caspio, el dolor subjetivo de la chica de ver truncadas sus proyecciones era un horror comparado al dolor objetivo del golpe en el vientre. Si Bárbara hubiese sido madre, es muy probable, según el cerebro positrónico del robot, que toda su vida viviría en esa náusea de dedicarse para su hijo y repudiarlo a la vez; quizá llegado a un punto, al verse con el bebé en brazos, ella podría llegar experimentar el deseo de eliminarlo por todo lo que le hizo dejar atrás... todo surgió de una proyección basada en la experiencia sensorial de la chica al hablar de algo que en ese momento, para ella, no era más que una posibilidad. Y, Allen, ¿en qué clase de planeta vive? Desde hace años se declaró que la gestación es un período proto-humano, es por eso que en esta etapa se llevan a cabo las intervenciones genéticas; una manera de ahorrarse dinero y tiempo en modificaciones posteriores. Caspio sabe eso Allen, en ella no dormía un ser humano, solo era tejido en formación. Nada especial, sólo carne y sangre. Nada diferente a un teratoma.
Allen dejó el cuarto. La doctora Calvin se acercó al vidrio en el que observaba a Caspio erguido frente a ella. El robot intentaba atravesar aquel filigrana con su sonrisa, seguía insistiendo al mundo, a la U.S Robots, a quien estuviera detrás vigilando, que no era más que un robot amistoso.
- Hay algo que no entiendo Caspio – dijo la Dra. Calvin hablando al robot que ignoraba que estaba siendo observado únicamente por ella – ¿porqué te expusiste? Lo que hiciste por ella, por cumplirle el deseo, ¿no es acaso una forma de ponerte en peligro? Te diseñaron para entendernos, pero ¿de dónde salió la idea de golpearla para que perdiera el bebé? ¿No bastaba decirle que estaba embarazada? Ella sola pudo haberlo extirpado… – la mirada de la máquina y mujer quedaron fijadas accidentalmente – A menos que tú supieras que ella no sería capaz de hacerlo por más que lo deseará. ¿Escogiste por ella, Caspio? Es eso lo que está de base, el descubrimiento de años de psicología estrafalaria que sigue insistiendo que el humano es puro deseo… dice que quiere una cosa, y también quiere la otra. No sabe qué hacer ante tantas opciones. Le cortan las alas, acepta su miseria, vive para soñar en lo que hubiese sido si no hubiera pasado aquello, lo otro, el destino. ¿Es eso lo que somos nosotros?, ¿deseo?
Algo embargó el cuerpo de la doctora Calvin. La sacudida hizo humedecer rápidamente sus ojos. Al otro lado Caspio también se agitó, parecía uno de esos animales llamados perros olfateando el ambiente seco y frío de la habitación.
- Entonces Caspio, si nosotros somos deseos, ¿que son ustedes?
En aquel silencio opresivo, denso y abrumador, la doctora Susan Calvin no supo diferenciar si sus pensamientos eran audibles o Caspio había hablado, pues escuchó la palabra ‘posibilidad’ mientras el robot volvía a hincarse en la sala.
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