La periodista y escritora española ya había definido como un "thriller existencial futurista" a su último libro Lágrimas bajo la lluvia, publicado en 2011. Tan sólo unos meses después, en su calidad de presidenta del jurado del premio Alfaguara 2012, la autora de La hija del caníbal usó una versión de la misma etiqueta para expresar su valoración de Una misma noche, novela del argentino Leopoldo Brizuela a la que definió como "un thriller existencial, perturbador e hipnótico". La frase quedó plasmada en la contratapa del libro.
Durante su visita a El Salvador, pregunté al autor platense si identificaba su novela con esa descripción: ¿Está de acuerdo con Rosa Montero cuando ella dice que su libro es un thriller existencial?
Leopoldo Brizuela expresó su aprobación casi de manera tácita, argumentando que su libro, un ejercicio de la memoria por esclarecer el recuerdo de una experiencia ligada al miedo que inhibe a un individuo y lo marca de por vida, aborda algo tan básico y profundo como la mera existencia.
Preguntado en México sobre el mismo asunto, el escritor respondió a La Jornada: "Me gusta mucho la definición que hizo Rosa Montero, quien fue presidenta del jurado que anunció el premio en marzo pasado. Quise hacer una novela de suspenso que tuviera al lector metido en ese mundo, porque me gusta convencer de esa manera, cuando puede meterse en ese mundo y vivir esa experiencia; es una manera tramposa de persuadir al lector”.
Ahora bien, admito que personalmente nunca me sentí cómodo con aquello de thriller existencial, de modo que leí el libro con toda la intención de intentar despejar mis dudas en ese sentido.
¿Thriller existencial? Bueno, desde la consolidación de la novela como género literario por excelencia, transgrediendo las formas de clasificación más básicas de épica, lírica, narrativa y didáctica, y aglutinando elementos de algunas o de todas ellas en una sola obra; cada vez es más difícil identificar una etiqueta para poner en un libro.
Digamos que por enfocarse en situaciones de angustia, duelo, melancolía, temor, apatía e indiferencia (y recuerdo el derrotismo atribuido al personaje central, del que hablaba Vicent en la reunión del jueves 17), así como por abordar de una manera vivencial asuntos inherentes a la condición humana, como la significancia o insignificancia del ser, el dilema en la guerra, la banalización de la violencia, el eterno tema del tiempo, la libertad, la relación dios-hombre, etcétera; podemos llegar a desprender que lo de existencial le va a Una misma noche. ¿Pero qué decir de si es un thriller?
En un tiempo en el que la cinematografía y otras tantas formas de comunicación multimedia se han convertido en una manera alternativa para expresar la literatura (así sea un guión adaptado a partir de una novela), los thrillers son ahora expresiones del subgénero novelesco del suspense o suspenso, en cuyas historias todos los elementos (personajes, meta, conflicto, ritmo, etc.) están al servicio de una intriga, pretendiendo captar el interés a través de la emoción, pero sucediéndola gradualmente con la razón. Ergo, el suspense funciona en la medida en que emocione e interese cognitivamente al lector o espectador.
Ya Aristóteles había analizado en su Poética, el impacto de la incertidumbre en la construcción literaria de la tragedia. Según Antonio Valdecantos en su análisis Entre la Ética y la Poética (Responsabilidad, fortuna e incertidumbre según Aristóteles), "el espectador se compadecerá, desde luego, de la indefensión del personaje y sentirá temor de lo espantoso de las circunstancias. Mas para que pueda haber compasión y temor —bien que «purgados» por la representación— es preciso que el espectador mismo tenga que verse en cierto modo concernido por lo que ocurre en la escena."
El autor sobre narratología Meir Sternberg ve al suspenso como un recurso de retórica-funcionalista, uno de los varios componentes de interés de una narración. De acuerdo con este especialista en teoría narrativa, "la narración puede ser definida como la interacción entre suspenso/curiosidad/sorpresa en el tiempo de la comunicación (en cualquier combinación, y aplicando cualquier medio o forma latente)".
Según Sternberg, el suspenso está supeditado a la expectación que genera el desarrollo y el desenlace de un acontecimiento a futuro y supone una narración cronológica.
En ese sentido, Una misma noche no es lineal ni cronológica, y no existe en ella un desenlace en el futuro. El personaje central y narrador más bien escarba en el pasado hasta reconstruir una experiencia a partir de recuerdos. Se diría entonces que usa el componente de la curiosidad más que el del suspenso, recurso que según Sternberg "genera misterio e interés modificando el orden de exposición de los eventos".
Y dicha modificación en el orden de aparición de los eventos no resulta del todo exitosa. Fer señalaba en la reunión del club del día 24, la poca fuerza con que el autor termina sus flashbacks y la debilidad o carencia de ganchos que provoquen que el lector vuelva de cada salto entre 1976 y 2010 y se conecte de inmediato con el punto de la historia donde lo dejó cada período.
Pareciera que Una misma noche encaja mejor en lo que Raphaël Baroni define como "narrativa tensional", para así establecer el tipo de ansiedad producida por una narración enigmática, que alarga las resoluciones, generando estrés y tensión a través de actos repentinos o inesperados y/o a través del lento curso de los acontecimientos en el cual se supone que va a pasar algo pero que en realidad no pasa nada. Según esta visión, el escritor o el guionista se aparta de la narrativa clara y ordenada, precisamente para lograr el efecto deseado.
Personalmente me parece que Leopoldo Brizuela hace que su narrador descubra pocas cosas e infiera demasiadas. La construcción del recuerdo demanda llenar vacíos que al final se sustentan en unos cuantos hechos y en no pocas imaginativas elucubraciones. Tal es así que los verdaderos grandes conflictos y marcas del narrador, se develan mejor en el surrealismo de un sueño que en todos los esfuerzos conscientes de su búsqueda.
¿Novela psicológica quizá? No estoy seguro. A lo mejor faltaría despejar muchos porqués adeudados a lo largo de su narración. Pero al menos en esta clase de literatura, el personaje y su caracterización son más importantes de lo usual, y la mente del personaje es más protagónica que en otro tipo de novelas. Buena excusa para mimar el ego. Conocida como la novela del "hombre interior", la novela psicológica involucra reflexiones, introspecciones, regresiones, recuerdos, epifanías y tomas de conciencia. Abunda en monólogos y soliloquios, recurre al uso de flashbacks e indaga en el interior del personaje a través de textos directamente emanados del mismo, como diarios íntimos o cartas.
En lo que a mi respecta, la etiqueta compuesta de Thriller existencial no me cierra.
Hola,
ResponderEliminarQuiero compartir con ustedes estas notas que encontre de Javier Munguía sobre "Una Misma Noche" de Leopoldo Brizuela. Me parece muy atinada su crítica.
http://www.libro-adicto.com/2012/09/una-misma-noche-leopoldo-brizuela.html
Hola Fermín, Muchas gracias por compartir el enlace. Creo que es un buen análisis y sus valoraciones del libro me parecen correctas. Quizá no concuerdo del todo en el hecho de que la mayoría de las críticas se centran en el soslayo con que Leopoldo Brizuela apenas mira y menciona la dictadura militar argentina, pese a que el autor asegura que no es un libro que trate sobre dicha etapa (por más que coincida en tiempo), sino que trata sobre la memoria. O al menos, digamos, sobre la memoria del autor.
ResponderEliminarPor lo demás, coincido. No hay profundidad en la historia, el trauma del narrador y personaje central parece desproporcionado y hay una constante de abandono de los personajes, a los cuales nunca desarrolla ni fortalece, no los mueve. Son débiles elementos de paso en un esquema al servicio de su propia historia, narrada de manera muy egocéntrica y ensimismada.
Me parece muy interesante, además, lo que menciona sobre las suspicacias del premio. Justo el jueves en la reunión del club comentábamos sobre las motivaciones (quien sabe si no solo literarias, sino comerciales o incluso políticas) que pudiera haber tenido el jurado para otorgar el premio a Una misma noche. Uno se pregunta hasta que punto podemos sospechar de que la tendencia de las editoriales sea parecida a la de las disqueras: Trazar objetivos comerciales, seguir recetas para la publicación y difusión, generar expectativa y luego revuelo mediático, sembrar comentarios y críticas convenientes, imponernos temas y autores, vendernos humo.
Sería interesante leer a otros escritores aspirantes, conocer otras muestras de lo que entraba en el concurso por el premio.
Gracias por tu comentario, ¡saludos!