¿Quién es Sísifo? ¿Qué sabemos de este personaje en cuya tragedia se basa el ensayo que estamos leyendo este mes en la viñeta de Existencialismo? En vista de que Albert Camus adoptó para su reflexión filosófica al héroe (¿o anti-héroe?) mitológico descrito por Homero en La Ilíada y en La Odisea, resumo los siguientes datos para que podamos ponernos en contexto.
En la mitología griega, Sísifo (Σίσυφος) fue fundador y rey de Éfira (nombre antiguo de Corinto). Era hijo de Eolo y Enarete, y marido de Mérope. Fue el padre de Odiseo con Anticlea, antes de que ésta se casase con su último marido, Laertes.
Sísifo es mencionado por primera vez en La Ilíada, Canto VI 144:
"Hay una ciudad llamada Efira en el riñón de la Argólide, criadora de caballos, y en ella vivía Sísifo Eólida, que fue el más ladino de los hombres."
Se decía que había fundado los Juegos Ístmicos en honor a Melicertes, cuyo cuerpo había encontrado tendido en la playa del istmo de Corinto. Fue promotor de la navegación y el comercio, pero era también un tipo avaro y mentiroso que llegó hasta el asesinato de viajeros y caminantes a fin de incrementar sus riquezas.
Tal cual lo describe Homero, Sísifo tuvo fama de ser el más astuto de los hombres. Cuando Tánatos (la muerte) fue a buscarle, Sísifo le puso grilletes, por lo que nadie murió hasta que Ares liberó a Tánatos y puso a Sísifo bajo su custodia en el inframundo.
Pero Sísifo aún no había agotado todos sus recursos. Antes de morir le dijo a su esposa que cuando él se marchase no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos y ésta así lo hizo, así que en el infierno se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes, y convenció a Hades para que le permitiese volver al mundo superior y así castigarla.
El castigo de Sísifo
Sísifo era un individuo de pasiones desmedidas, que abrigaba un odio solapado hacia la muerte y despreciaba a las fuerzas divinas del universo. De modo que, cuando estuvo de nuevo en Corinto, Sísifo rehusó volver de forma alguna al inframundo. Hades le recordaba que debía regresar a su reino a cumplir la condena, pero era en vano: Sísifo desoía sus órdenes cargadas de ira y de advertencias funestas; por lo tanto, siguió viviendo muchos años más sobre la superficie terrestre.
Entonces los dioses decretaron que Sísifo debía cumplir, sí o sí, con su castigo; Hermes fue el encargado de bajar a la Tierra a buscarlo y regresarlo a los infiernos, donde ya le tenían preparada una roca.
En el infierno, Sísifo fue obligado a cumplir su condena, que consistía en empujar la enorme piedra cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez. Así se cuenta en la Odisea, Canto XI 593, en el relato de Ulises sobre su paso por el reino de Hades, donde atestigua la tragedia del astuto rey de Corinto:
"Vi de igual modo a Sísifo, el cual padecía duros trabajos empujando con entrambas manos una enorme piedra. Forcejeaba con los pies y las manos e iba conduciendo la piedra hacia la cumbre de un monte; pero cuando ya le faltaba poco para doblarla, una fuerza poderosa derrocaba la insolente piedra, que caía rodando a la llanura. Tornaba entonces a empujarla, haciendo fuerza, y el sudor le corría de los miembros y el polvo se levantaba sobre su cabeza."
El motivo de este castigo no es mencionado por Homero, y resulta oscuro (algunos sugieren que es un castigo irónico de parte de Minos: Sísifo no quería morir y nunca morirá, pero a cambio de un alto precio, y no descansará en paz hasta pagarlo). Según algunos, había revelado los designios de los dioses a los mortales. Albert Camus menciona poéticamente que la razón de su castigo obedece a su ligereza para con los dioses, revelando sus secretos y prefiriendo "la bendición del agua a los rayos celestes". De acuerdo con otros, se debió a su hábito de atacar y asesinar viajeros. También se dice que aun viejo y ciego seguiría con su castigo. Este asunto fue un tema frecuente en los escritores antiguos, y fue representado por el pintor Polignoto en sus frescos de la galería pública (λέσχη) de Delfos.
El suplicio de Sísifo sería el de aquel que nunca jamás vería su tarea definitivamente concluida. Así, cumpliendo reiteradamente con aquel trabajo inútil, repetitivo e interminable, su voluntad sería llevada a la absoluta desesperanza.
Como se ve, la historia de Sísifo es la de todos los seres humanos, al margen de las variopintas versiones de rocas que cada uno de nosotros debe empujar a diario. Ergo, El Mito de Sísifo nos concierne.
Muy interesante, lo primero que pensé es que tenía que investigar sobre el mito de Sísifo para empezar a leer el libro, empezando a pensarlo estaba cuando publicaste este post.
ResponderEliminarQue bueno que el post fue oportuno, Karla. Creo que antes de abordar la lectura era importante ponernos en contexto con el personaje mitológico reutilizado por Camus en su ensayo.
ResponderEliminarGracias por ponernos en contexto Henry. Definitivamente es importante leer sobre el personaje antes de abordar el libro. Casi no recordaba los detalles de esta tragedia. Sentí pena por mis propias rocas... =(
ResponderEliminarNUESTRAS propias rocas... ;)
ResponderEliminarGracias por el comment!
Si amor, son NUESTRAS rocas... ;)... así que pesan menos.
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