martes, 2 de julio de 2013

Filosofía del absurdo

Concepto filosófico postulado en El Mito de Sísifo
La filosofía del absurdo, llamada en ocasiones absurdismo, establece que los esfuerzos realizados por el ser humano para encontrar el significado absoluto y predeterminado dentro del universo fracasarán finalmente debido a que no existe tal significado (al menos en relación al hombre), caracterizándose así por su escepticismo en torno a los principios universales de la existencia. Por ende, propugna que el significado de la existencia es la creación de un sentido particular puesto que la vida es insignificante por sí misma, y que la inexistencia de un significado supremo de la vida humana es una situación de regocijo y no de desolación, pues significa que cada individuo del género humano es libre para moldear su vida, edificándose su propio porvenir.

Origen
Nace cuando el filósofo y escritor argelino Albert Camus, partiendo del movimiento existencialista se aparta de esa línea filosófica al publicar su manuscrito El mito de Sísifo. También se relaciona con "El extranjero", obra del mismo autor. La filosofía del absurdo está vinculada al existencialismo, aunque no debe ser confundido con éste (hay quienes la consideran un hipónimo de nihilista).

De acuerdo a la filosofía de Camus, puede entenderse la vida como un conjunto de repeticiones inútiles, vacías y carentes de sentido y significado, que se llevan a cabo más por costumbre, tradición e inercia que por coherencia y lógica.

Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial suministraron un ambiente social propicio para las visiones absurdistas, especialmente en la devastada Francia.

Fundamentos
Pareciera inevitable encontrar en la humanidad una tendencia a fundamentar, razonar, entender y explicar. Ese el origen de la concepción de lo absurdo. El hombre persigue constantemente el principio de razón: Nada es porque sí. Todo debe tener una causa o motivo que lo justifique. En el pensamiento religioso, tal causa "eficiente" es Dios, que obra, en tal concepción, como un artesano modelador y ordenador del cosmos. En la cosmovisión atea, tal expediente está vedado. Y de esta manera, el universo y todos los entes existen sin un motivo, causa o porqué. Cuando esta necesidad a la que el hombre se siente arrastrado de modo natural se pone en tela de juicio, se desvanece la categoría de absurdidad de los seres y de un mundo inexplicable y desprovisto de fundamentos. Cuando se reconoce la carencia de justificación que necesita la razón humana, aparece la sensación del "sin sentido", el absurdo.

Hombre y absurdo
Partiendo de lo que acabamos de señalar, podemos decir que la categoría del absurdo es una consecuencia del afán de racionalización del ser humano. Si no encontramos explicaciones y desistimos de buscarlas, aceptamos el absurdo. Curiosamente, aceptar el absurdo como algo normal es equivalente a negarlo. Y en un mundo sin absurdo, todo es permitido. Cuando  la razón se rinde, dejamos de intentar entender al mundo, dejamos de tratar de explicar el absurdo de hoy con elucubraciones sobre un poder superior y un propósito que excede nuestra mente humana, pero que con "certeza" comprenderemos en un tiempo futuro, en otra vida después de esta. Sólo entonces el hombre es verdaderamente libre. Sabedor de que esta vida es todo cuanto hay, el hombre absurdo la vive a plenitud, sin reservas ni límites, tomando el control de sus actos y asumiendo las consecuencias.

El hombre sólo puede llegar a conocer esta vida y este mundo. Intentar explicar las cosas que no comprende introduciendo los conceptos de dioses, castigos y recompensas que están más allá de los límites de esta vida y este mundo, es equivalente a dar un salto al suicidio filosófico.

3 comentarios :

  1. Lástima no tener mucho tiempo para comentar. En realidad, como los filósofos han establecido, todo lo que tiene un comienzo debe tener una causa. Sólo las cosas eternas (que han existido desde siempre) pueden no tener causa. En el pensamiento deísta es Dios lo eterno sin causa. En el pensamiento secular, ha sido el Universo.

    De hecho, los griegos y romanos pensaban que el Universo era eterno y esto estaba tan aceptado que San Agustín no consideraba literalmente cierto la creación del mundo "ex nihilo" (de la nada) y pensaba que tenía que interpretarse como que el Universon siempre había existido (fíjense que en el Génesis Dios no crea el mundo de la nada sino que, antes de la creación, el espíritu de Dios revoloteaba sobre las aguas, que ya existían, por lo que Dios no es tanto creador como ordenador).

    Esta concepción del Universo como eterno y sin causa llegó hasta los tiempos modernos. Cuando Einstein vio que su teoría propugnaba un universo en expansión, se asustó, porque eso significaba que el Universo no había sido eterno, sino que había tenido un principio. Así, que, convencido de que el Universo era eterno, se inventó y "zampó" un término nuevo en sus ecuaciones ("la constante cosmológica") para que el Universo fuera estático y eterno.

    Más adelante, Hubble demostró que el Universo está en expansión (la teoría del Big Bang) y Einstein calificó a la "constante cosmológica" como "el peor error de su vida" (Sin embargo, la constante se descubrió en los últimos años como útil para explicar la energía oscura, pero esto es otra historia)

    Una de las cosas curiosas es que hubo un tiempo en que dos teorías estaban en disputa sobre el Universo: el estado estacionario de Hoyle ( con que el Universo era estático y eterno) y el Big Bang (en que el Universo era expansivo y tenía un comienzo). los científicos ateos deseaban que la primera fuera la correcta, pues esto hacía menos probable la existencia de Dios (mientras que la teoría del Big Bang, con su concepto de la creación).

    En una edición vieja de "Nueva Guía de la Ciencia" que yo leí en mi adolescencia, el divulgador científico Isaac Asimov expresa claramente que su deseo de que la teoría del estado estacionario sea cierta. Yo no comprendí entonces este deseo en un científico que lo único que debía querer era la verdad. Más tarde comprendí que los científicos no son neutrales y cada uno intenta avanzar su filosofía de la vida. Isaac Asimov era un asquenazí ateo y llegó a decir, en su vejez, de que estaba harto del concepto de Dios y que no quería que Dios existiese.

    En la actualidad, la teoría del estado estacionario está completamente descartada y el Big Bang está más que confirmado, pero cada cierto tiempo sale un nuevo científico con una nueva teoría que hace el Universo eterno. Usualmente es una versión de la teoría de cuerdas como una de Gabriele Veneziano u otra de Roger Penrose. Teorías que no se han demostrado, pero se ve el afán de los científicos por reafirmar sus convicciones.

    Pues yo iba a hablar de otra cosa, pero veo que me he desviado, jaja. Abrazos a todos.

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  2. A ver si ahora consigo hablar de lo que quería y no me voy por las ramas.

    "Cuando esta necesidad a la que el hombre se siente arrastrado de modo natural se pone en tela de juicio, se desvanece la categoría de absurdidad de los seres y de un mundo inexplicable y desprovisto de fundamentos."

    En realidad, no es así, Henry. Estás hablando como si se pudiera combatir la angustia existencial con argumentos lógicos, pero eso no funciona.

    Esto ya lo intentó Epicuro con su famosa frase "¿Por qué temer la muerte?, si mientras existimos, ella no existe y cuando existe la muerte, entonces, no existimos nosotros."

    La lógica es implacable. Sin embargo, durante los 2200 años que han pasado desde que se escribió esta frase, los hombres han seguido temiendo a la muerte. Pues el temor a la muerte y la angustia existencial de un Universo sin causa ni sentido, son reacciones emocionales y no intelectuales.

    Ya Pascal lo dijo en su momento "El corazón tiene razones que la razón no entiende". Más modernamente, se sabe el cerebro está dividido en una parte institiva (el cerebro reptil), una parte emocional (el sistema límbico) y una parte racional (el neocórtex). De la parte emocional a la racional, hay una buena conexión, pero no en sentido inverso. Por ello, los sentimientos afectan mucho nuestro pensamiento, pero no al revés.

    Dicho de otra forma, por mucho que los intérpretes de Aristóteles hablaran del hombre como animal racional, son los sentimientos los que nos controlan.

    Puedes razonar y razonar y no desaparecerá el miedo a la muerte. Los pensadores ateos del pasado así lo concluyeron (Nietzsche es muy consciente de ello). Sin Dios es el Universo absurdo y nuestra existencia es una tragedia.

    ¿Cómo hacen los ateos modernos para seguir funcionando? Simplemente dejan de pensar esas cosas. No llegan al fondo del tema sino que se distraen con los placeres cotidianos. La vida moderna es, pues, una búsqueda de distracciones y trivialidades y la gente se ha hecho notablemente superficial y los temas profundos les parecen aburridos o les tienen miedo.

    Todo excepto enfrentarse a la verdad de la muerte, en la que se intenta no pensar. Mientras el sexo era tabú en los antiguos, los modernos intentan hablar de la muerte lo menos posible: es el nuevo tabú. Como decía Theodore Dalrymple, hoy en día en los hospitales, los moribundos tienen un televisor, de forma que nadie debe pasar los últimos días de su existencia sin su dosis diaria de reality show.

    Hay que admirar la valentía de los pensadores ateos del pasado, como Nietzsche, Sartre, Camus o Heidegger, que miraron la muerte cara a cara y siguieron las consecuencias de su filosofía hasta el final. Lo que tenemos ahora somo ateos de mentirijillas que, en vez de pensar en la absurdidad de la existencia, sólo buscan distraerse antes de morir. Como dice una canción popular: "All I want to do is have a little fun before I die"

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  3. Estoy totalmente de acuerdo, Chent. La frase "Cuando esta necesidad a la que el hombre se siente arrastrado de modo natural se pone en tela de juicio...", se refiere a la necesidad natural de racionalizar y explicar todo.

    Corrigiendo entonces la frase más no el sentido, no debió decir "se pone en tela de juicio", ya que eso sugiere seguir usando la razón. Era mejor decir: "Cuando el hombre acepta la incapacidad de la razón para explicar la vida y renuncia a esta necesidad de racionalizar a la que se siente arrastrado de manera natural...".

    Precisamente cuando (por el convencimiento de la inexistencia de sentido y no por una mera evasión hedonista ni por refugiarse en abrigar una esperanza basada en dogmas) el individuo se niega a ese afán natural de racionalizar, de hallar el sentido y de dar una explicación a la vida y a la relación entre el hombre y el mundo; entonces y sólo entonces se acepta el absurdo, se lo enfrenta. Porque según Camus, es necesaria la razón para que quepa el absurdo. Aceptar que la vida no tiene una explicación lógica ni un sentido racional, permite al individuo esperar y consentir o resignar cualquier cosa aun sin entenderla ni pretender entenderla. Entonces no hay más absurdo. Como dice Camus, en un mundo sin sentido todo está permitido.

    Muchas gracias por tus comentarios!

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