Recuerdo claramente la elección de este libro, aunque no recuerdo muy bien, contra qué libro se fue a segunda vuelta. Sin embargo, recuerdo el "proselitismo político-literario" al que nos sumergió mi querido amigo Henry, en el afán de hacerse acreedor de nuestros votos, para finalmente y como él mismo lo dice "después de un largo embarazo de tres años", desembocar en la elección de "Rana" de Mo Yan, como el libro que nos acompañaría en las lecturas del mes de agosto.
Sin desmeritar las propuestas de mis otros amigos miembros del club, a quienes estimo y admiro muchísimo, y las cuales no dudo, también estarían interesantes, considero, sin temor a equivocarme, que "Rana", fue por mucho, la elección más acertada, pues nos muestra una historia que bien puede considerarse como "una denuncia a la opresión del ser humano".
Hoy, en nuestros tiempos, estamos siendo testigos de muchísimos casos en los que el poder político, sea de la corriente ideológica que sea, se sobrepone sobre la dignidad y se antepone sobre los sentimientos de bien que pueden mover a la humanidad, mismos que pueden llegar a frenar el desarrollo social y económico de nuestros pueblos.
Hoy vemos con pesar, como muchos líderes mundiales, de la talla de los Trump, los Maduros, los Putines (y los menciono en plural, pues no son solo los propios líderes, sino su creciente masa de adeptos) entre otros que sería cansado nombrar, pisotean los derechos fundamentales de los hombres, basando su actuar en la defensa de teorías e ideologías, muchas veces obsoletas o fracasadas, que riñen a todas luces con la dignidad de los ciudadanos a quienes dicen representar.
En algunos casos, la opresión es mayor, pues la palabra o la decisión de un solo hombre, puede llegar a "pasarse por los arcos del triunfo" los derechos más fundamentales de pueblos y naciones enteras.
Mo Yan nos transporta con su libro a un hecho político social muy parecido a los que suceden en la actualidad, acaecido en la década de los 50, en el que el poder político y el dominio social del entonces régimen comunista, obligó a toda una sociedad a aplicar una ley que prohibía la concepción de un segundo hijo, no importando los métodos a utilizar o que estos riñeran con los principios y valores humanos, éticos y espirituales de aquellos a quienes se obligaba a ejecutar dichas políticas.
Yo particularmente siempre he sido un adepto seguidor y admirador de la literatura de Murakami (como lo muestra mi propuesta de "La chica del calendario" ganadora como libro opcional de diciembre), pero debo aceptar que Mo Yan ha resultado ser para mi, en cuanto a escritores de ascendencia asiática, una agradable sorpresa por su forma de llevarnos a experimentar con un relato que alucina por su realismo, a conocer una cultura como la china, de la cual se admira y se busca copiar hasta lo inimaginable, pero de la cual se desconoce mucho.
Esto hace que, con todos los méritos que puedan existir, Mo Yan pase a convertirse en uno de mis escritores favoritos a partir de este momento. Fue quizá el hecho de que su historia se asemeje muchísimo con nuestra realidad mundial lo que hizo que yo disfrutara este libro, como quizás nunca me imaginé disfrutarlo.
De Mo Yan puedo quizás resaltar que es claramente notoria la influencia que Faulkner ejerce en su forma de escribir. De hecho, leyendo "Rana", fue inevitable remontarme a la lectura de "Santuario" en 2017.
"Rana" nos lleva sin más a analizar y meditar sobre la pérdida del sentimiento humano o sobre la impotencia del hombre por ganar espacio ante el poder político dentro de un marco de lucha entre los principios personales y las necesidades del colectivo.
Lo único que se me hizo difícil fue la parte "teatral" del libro, pues yo soy de los que gustan más por la lectura de historias contadas bajo la figura del narrador en primera persona.
Agradezco a Henry su "sinfín de coleteos y cabeceos, tercos, persistentes y perseverantes", gracias a los cuales tuvimos el gusto de leer un libro lleno de un espíritu de humanismo acogedor y por el cual, coincidimos en que Mo Yan es, sin duda, el escritor que merecía ganar el máximo galardón a las letras.
De hecho, hasta el también ganador del Premio Nobel de Literatura, el japonés Kenzaburo Oé, al ser preguntado sobre su preferencia para el ganador del Nobel, manifestó: "Si pudiera escoger al próximo Premio Nobel de Literatura, este sería Mo Yan".
Reciban mis saludos y mis más grandes deseos de bendiciones y gratas lecturas.
Primo, gracias por tu comentario a Mo Yan y bienvenido a los Moyanistas!!! jajajaja yo me convertí al "Moyanismo" desde el mismísimo primer libro que leímos de Mo Yan en el club: Sorgo rojo. Me impresionó desde el arranque en que en una frase aparentemente sencilla, derrama su corazón sin una gota de afán grandilocuente. Esa frase decía así:
ResponderEliminar"Con este libro invoco respetuosamente las almas heroicas y dolientes que vagan por los ilimitados campos de sorgo rojo incandescente de mi pueblo natal. Como vuestro hijo indigno, estoy dispuesto a arrancarme el corazón, marinarlo en salsa de soja, desmenuzarlo y colocarlo en tres cuencos para depositarlo, a modo de ofrenda, en un campo de sorgo. ¡Disfrutad de él con buena salud!