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Buenos Aires, 1929
Establecido el hecho de que los decapitados no escriben cartas, me estoy planteando seriamente dejarte vivir y alargar este juego, solo por la diversión de seguir leyendo las tuyas.
¡Ah, Iberra! ¡El atormentado, poco astuto y menos sagaz Iberra! ¿Preguntas qué me ha sucedido? ¿conoces acaso una 'mejor versión' de Jacinto Chiclana? ¿te decepciona el asesino desconcertado, sandio, pretencioso y vanidoso que dices leer (y releer)...