
Son el exceso o el
reduccionismo los riesgos que atraviesa la lectura de Lovecraft. El primero
arrastra hacía un totalitarismo meta-explicativo de las cosas, y el segundo
abandona en el esteticismo de la fealdad; Robert Anton Wilson y Colin Wilson –
los apellidos son mera fortuna – son víctimas de lo primero, Stephen King y
Borges – en “There are More Things”* – sufren de lo segundo, y en mi caso
padecí de los dos.
Reducciones
Las...