La violencia no es un campo restringido para la agresión, no es exclusiva del tosco gesto de un puño cerrado. La violencia es irrumpir el orden de las cosas. Es cuestionar el lugar de la estabilidad y atentar contra el sosiego. El amor es violencia. Con Katya, hasta los pétalos de rosas pueden herir.
a.e-
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Decían
que era muy exigente. ¿Yo exigente? si lo único que pedía era que el tipo no me
invitara a tomar cerveza, mis cervezas me las podía pagar yo cuando estaba con
mis amigas. Lo que quería era que me invitara a cenar solos, sin tanta gente a nuestro
alrededor, sin tanto ruido, para que nos viéramos de verdad y nos escucháramos,
que abriera mi silla y mi puerta y, de paso, si podía, abrir mi corazón. Que
entendiera mi pasión por la lectura, aunque no la compartiera, que entendiera esa parte de mí que cuando íbamos en su carro y decía
que me gustaba una canción y le subía volumen era porque necesitaba oír la
canción sin que me interrumpieran, no porque no me interesara lo que me decía,
sino porque estaba apreciando el arte de alguien más, que era mi versión de él
viendo su fútbol, que entendiera que a veces (no siempre) iba a despertarlo por
las noches porque necesitaba compartir algún pensamiento. Y no es que no me
gustaran los zapatos caros que me había regalado, porque eran lindos, de verdad
que lo eran, solo que no eran quien yo era, yo era feliz con tan poco. ¡Cuántas
veces dio mil vueltas averiguando qué regalarme, cuando cada vez que pasábamos
por una librería yo repetía cuánto necesitaba tener este o aquel libro! ¡ni qué
hablar de las flores que me traía! ¡eran preciosas! pero ¿alguna vez supo siquiera cuáles eran mis flores favoritas? no eran las más caras, las rosas
amarillas, ni las más hermosas, pero lo eran para mí, porque eran sencillas,
delicadas y alegres. ¿Alguna vez quiso leer algo que yo escribí? ¿supo siquiera
que era ahí donde yo verdaderamente estaba, no en mi pelo que tanto le gustaba,
ni en mi cuerpo, ni en todas esas pláticas falsas que alguna vez sostuvimos? ¿supo alguna vez que tan solo tenía que leer lo que yo escribía para conocerme? ¿supo alguna vez que no tenía que decirme gran cosa, a lo mucho regalarme un
libro de poemas de Benedetti y subrayar algún verso y que entonces hubiera
tenido mi corazón por siempre?
Katya
Álvarez
Katya, es cierto lo que dicen de ti en la intro: hasta los petalos pueden herir.Qué genial tu escrito.También puede pasarnos a los hombres, eso, de queres solo las flores amarillas y textos subrayados en libros viejos.
ResponderEliminarMe gusta la sencillez con la que escribes los detalles más signifcativos.
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