Por mucho tiempo fue el espíritu el regente de toda palabra y el depositario del saber. Pero con el paso del tiempo hemos logrado entender que las manos hablan, los pies gritan, el torso canta y el corazón esconde secretos en los silencios entre cada latido. Karla nos prohibe olvidar que son los órganos los que nos otorgan vida.
-a.e
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He decidido hablar contigo nuevamente Corazón.
Quiero mirarte a los ojos mientras contestas mis preguntas, deseo que digas toda la verdad, que me hagas tu confidente como tú lo has sido para mí.
Dime porqué callas, porqué ya no siento tu cadencia guiando mis dedos al escribir. Quiero saber lo que ha callado tu canción, esa que me dejabas escuchar para arrullarme, para hacerme estremecer de amor o para dejar que las lágrimas liberadoras surcaran mis mejillas...
¿Qué ha sucedido con tu voz? ¿por qué ya no logro escucharla? ¿acaso he perdido ese lazo contigo? ¿será que te he traicionado?
No comprendo tu silencio, no logro descifrarlo, no veo la razón subyacente, se me esconde, se me pierde en la neblina de la soledad.
Y ante este cuestionamiento no me dejas ver tu rostro, miras hacia otra parte mientras tus labios permanecen sellados y no pronuncian palabra alguna, me dejas en este silencio que me envuelve, que me abraza, que me traspasa y que me hiere.
¡Corazón, por favor, vuélveme a hablar, vuélveme a cantar, vuelve a hacerme soñar! ¡no me dejes sin tu voz, sin tu compañía, sin tu guía y tu sabiduría!
Karla
Rodríguez
Karlita. Muy bonito tu escrito. ¡Muchas gracias por compartirlo con todos nosotros! y por lanzarte en este proyecto de la Antología. Me encanta sobre todo la manera de hacernos sentir que tienes esos sentimientos tan a flor de piel. Es muy emotivo. ¡Felicidades! y ya quiero leer los demás!!!!! Abrazo
ResponderEliminarLoidita! Gracias por tus palabras de aliento para «dejarme ver» jijijiji
ResponderEliminarMe encanta que te haya gustado mi intento de «escrito»!