Estoy aquí porque nunca he podido pasar de las primeras páginas de un libro. No lo logro. Por supuesto que a veces leo cosas por mi trabajo, pero es distinto. A veces veo cómo otros se emocionan cuando hablan de lo que leen... y yo quisiera poder participar de esas conversaciones. Por eso quiero adquirir el hábito de la lectura.
Con esas palabras se presentó Juan Carlos en nuestra reunión del club del 25 de septiembre de 2014. La expresión tímida y a la vez amable que acompañó aquella confesión nos impresionó de manera muy positiva. No se puede negar que la humildad y la sinceridad suelen ser evidencias de la grandeza del carácter. Y no estábamos equivocados.
La llegada de Juan Carlos al Club de la Buena Estrella ocurrió al final del libro Corazón ladino de Yolanda C. Martinez, justo una semana antes del inicio de El ladrón de Fuminori Nakamura, una lectura corta, fluida e interesante, que nos pareció bastante apropiada para un lector primerizo, que contaría además con el apoyo del grupo.
Además de los libros calendarizados en el club, también le hicimos otras recomendaciones que conformaron un programa intensivo de lecturas, algunas cortas y otras fundamentales, en su mayoría objetivos alcanzables y gratificantes. De manera sorprendente, Juan Carlos devoró un libro tras otro. El principito de Antoine de Saint Exúpery, La contadora de películas de Hernán Rivera Letelier, Pantaleón y las visitadoras de Mario Vargas Llosa, Ni de Eva ni de Adán y Estupor y temblores, ambos de Amélie Nothomb, En las montañas de la locura de Howard Philip Lovecraft, El cementerio de Praga de Umberto Eco, El mundo de afuera de Jorge Franco, El amante de Marguerite Duras, Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea de Annabel Pitcher y Joyita de Patrick Modiano, entre otros, fueron solo algunas de las lecturas que nuestro entusiasta novato compartió con nosotros, mientras por su cuenta iba buscando más libros imperdibles que incorporar a su acervo.
Era muy interesante abrir una ventana de tiempo cada jueves, hacer una pausa en la discusión del libro de turno, y entonces escuchar las opiniones de Juan Carlos acerca de los libros que iba leyendo. Su expresión denotaba el placer recién descubierto por la lectura, una flama interior que se iba acrecentando con cada nuevo libro. "Vos eras un gran lector", le dijo un día María Ofelia, "pero no te habías dado cuenta".
La disciplina adquirida para completar los libros y el notable avance en su capacidad para analizarlos, es todo logro y mérito de Juan Carlos, pero no podemos negar que como club nos satisface y enorgullece haber aportado sugerencias para su programa de lecturas y algunos hábitos y métodos que a cada uno de nosotros nos han sido útiles. Nos alegra sobremanera haber estado presentes para darle estímulo y apoyo en sus esfuerzos, y ahora ser testigos de cómo su perseverancia y determinación se han visto coronados por sus evidentes progresos personales.
El pasado 15 de octubre (385 días después de su primera vez en el club), Juan Carlos llegó a nuestra reunión un poco más temprano de lo usual, y nos contó que su plan de seguir sus estudios en el exterior se ha concretado, que ese jueves sería su última reunión con nosotros. "He tenido unos días locos, pero he querido venir a decirles esto personalmente, a darles las gracias por esta gran experiencia que ha sido conocerlos a ustedes y formar parte del club, y a asegurarme de que no me borren de la lista de correos, porque yo seguiré leyendo los libros allá donde esté, y voy a continuar participando virtualmente".
Y estamos seguros que así será, que Juan Carlos, el tipo que no sabía que era un gran lector, ahora que lo sabe no dejará de leer nunca.
Te podés ir tranquilo Juan Carlos, que no vamos a borrar tu correo de nuestra lista de distribución, como tampoco vamos a borrar de nuestras mentes y corazones lo agradable que ha sido compartir con vos este memorable viaje entre libros. Llevate nuestros mejores deseos de éxito en tus estudios, de salud y alegría en tus días, de felices y gratificantes nuevas lecturas. Llevate el abrazo de todos nosotros para que te acompañe hasta el otro lado del mundo, ese sitio tan lejano donde hoy ya es mañana. ¡Hasta pronto Juan Carlos!
¡Qué post más bonito! Casi se me salen las lágrimas leyéndolo. Juan Carlos, te vamos a extrañar mucho, acá te esperamos para cuando vuelvas. Por favor, no dejes de mandarnos tus comentarios por el facebook o por correo, te mando un abrazo.
ResponderEliminarExcelenteeeeeee, estar lejos no es impedimento para seguir siendo parte del Club. Porque son lazos que van más allá de estar presente los jueves. Te deseo lo mejor en tu nueva etapa, y nunca te olvides de que sos la mayor revelación del Club. Te apreciamos! Un abrazo desde Uruguay.
ResponderEliminarBellísimo post Henry. Muchas gracias... a la altura de las circunstancias... también me puso blandito el corazón.
ResponderEliminarJuan Carlos, Karen tiene razón ¡sos el orgullo del club! que no se te olvide. Muchas gracias por habernos acompañado presencialmente este año y por habernos contagiado con tu entusiasmo por cada lectura que ibas descubriendo.
Te has convertido oficialmente en el más nuevo corresponsal del Club de la Buena Estrella.
Te envío un gran abrazo y mis mejores deseos de que donde sea que vayas, estés feliz, en contacto y siempre siempre disfrutando de un buen libro.