domingo, 11 de octubre de 2015

La habitación al fondo de la casa, el conversatorio

Jorge Galán y el Club de la Buena Estrella. 

“Una tormenta tiene donde debió tener un breve corazón,
una tormenta a la cual teme incluso el invierno mismo.” 
― Jorge Galán.

El sofocante calor de la jornada del pasado jueves, solo se vio justificado cuando por fin llegó el torrencial aguacero. Fue como una de esas tormentas de antaño, intensas y prolongadas, de aquellas que revolvían el lecho del Acelhuate hasta renovar las abundantes y cristalinas aguas de ese río, ahora tan distinto y tan lejano en la memoria, que uno bien pudiera ubicarlo en otro lugar y no solo en otro tiempo.

La lluvia continuó por casi tres horas, mientras una bíblica cifra de doce personas, un escritor y once lectores, compartíamos mesa y charla animada en The Green House, en San Salvador. Más tarde, ya en casa, Loida me haría una curiosa observación: "¿Te diste cuenta que estuvimos reunidos en la habitación al fondo de la casa?"

Y así fue. Ese amable rinconcito al final del restaurante, fue el escenario perfecto para reunir al contador de historias con su público. El Club de la Buena Estrella tuvo el honor de recibir al joven poeta y escritor salvadoreño Jorge Galán, autor del libro cuya lectura nos emocionó las últimas semanas: La habitación al fondo de la casa.

Jorge Galán nació en San Salvador en 1973, y ya tiene en su haber, entre poesía, cuento y novela, más de una decena de libros publicados, así como un envidiable palmarés de premios nacionales e internacionales.

La habitación al fondo de la casa es la primera de sus obras que se publica en España y, a juzgar por las reacciones, la maravillosa historia de una anciana que se recluye al final de su vida en una oscura habitación, desde donde cuenta a su incrédulo nieto una interesante y emotiva colección de relatos fantásticos, no ha pasado desapercibida.

En nuestro caso nos enteramos del libro a finales de abril de 2014, cuando algunos miembros de nuestro club de lectura asistimos a su presentación en el Museo de Arte de El Salvador, y para Octubre de ese mismo año, nuestro amigo Nelson Hernández, uno de los presentes en aquella ocasión, propuso La habitación al fondo de la casa para la lectura de septiembre de este año en el club, en la viñeta "Autor salvadoreño".

Y fue así como nos metimos de lleno en la historia del anciano que muere sobre el cuerpo de una joven después de engendrar al último de sus tres hijos, estuvimos pendientes de la salud del niño Vicente cuando se acercaba a su cumpleaños maldito, conocimos los poderes de maga de la joven Magdalena, nos embarcamos en una balsa con Rosa Bulnes, vimos un milagro emerger de una tragedia, nos divertimos con las anécdotas de Prudencia, y conocimos la desgracia y la soledad en el ocaso de la vida de Magdalena, la venerable voz de la tradición oral que en sus años tempranos había escuchado de su abuela Jesusa.

El juicio fue unánime, el libro conmovió, inspiró y encantó a todos en el club, de modo que no podíamos dejar pasar la oportunidad de conversar con el creador de tan buena historia.

Después de la breve presentación de cada uno de los asistentes, Jorge escuchó con atención nuestras preguntas, respondió con detalle y dio muestras de sentirse cómodo en la atmósfera amistosa y relajada que suele flotar en las reuniones del club.

Loida inició el cuestionario preguntando a Jorge en qué género se siente más a gusto, habida cuenta que este no es el primer libro de su autoría que leemos en el club; ya en 2007 habíamos leído sus poemas en El día interminable. Jorge respondió que él es un poeta. Mencionó, sin embargo, que escribir novela ha sido una experiencia muy gratificante por las oportunidades que le ha generado, visto que hay más público y, en consecuencia, más atención. "Hay algunos libros de poesía que ni siquiera he presentado", nos dijo, "con la novela es distinto".

Ricardo quiso indagar cuánto de cierto había en el libro, y Jorge respondió que, ante todo, La habitación al fondo de la casa no es un relato autobiográfico. Rescata algunos elementos, como nombres, lugares o situaciones propias que utilizó, pero asegura que no hay nada personal en la historia y que todos los relatos son de su invención, excepto uno. Cuando él autor nos devolvió la pregunta sobre cual creíamos que era el único relato que alguien más le había compartido, ninguno de nosotros se imagino que fuera el de las gemelas que de niñas eran capaces de volar. Y ya que habíamos comenzado a explorar personajes, Stephanie preguntó sobre Sonia, una mujer difusa apenas mencionada en la narración, y Jorge dijo que con ese personaje buscaba demostrar cuan patético era el personaje narrador, cuyo único recuerdo de una relación se limitaba a esa mujer sin peso ni importancia real en su vida.

A mi me interesaba mucho preguntar sobre las propias intenciones del autor al escribir este libro. Es claro que en el juego comercial que imponen las editoriales, los escritores pueden llegar a verse encasillados en etiquetas que no siempre les resultan agradables, y entonces le trajimos a colación aquello de "thriller existencial" para la novela de Leopoldo Brizuela, Una misma noche.

Extrapolando, de Galán se ha dicho que ha reelaborado el realismo mágico, aunque Jorge nos dijo que eso no fue algo que él buscara aposta. El quería contar historias como se las habría contado su abuela o algún campesino, una persona sencilla, "y en todas las historias que te cuenta nuestra gente hay duendes y aparecidos, cosas increíbles. Mi abuelo me contaba sus historias de vida y en algún relato mencionaba a la Siguanaba. Entonces, lo de realismo mágico no fue una cosa intencional, pero por supuesto que no me desagrada que se me incluya en esta linea narrativa y que incluso se me compare con otros escritores."

Judith preguntó cuánto tiempo le llevó escribir esta novela, y Jorge mencionó que el tiempo de redacción no suele ser tanto, que pudo ser cosa de un mes y medio o dos, pero que la labor de revisión, corrección y depuración es ardua y puede llevar mucho más tiempo. Eso llevó a Ricardo a mencionar el tema de las palabras de uso español que no son típicas de una narración salvadoreña. Jorge nos explicó el rol de la editorial a la hora de determinar algunos usos de lenguaje regional que pueden dejar fuera de lugar a lectores de otras naciones de habla hispana, con mayor razón aun cuando la publicación original fue efectuada en España.

Roberto consultó sobre la división del libro a través de una numeración correlativa que se reinicia en cada nuevo capítulo. A esto Jorge señaló que es un recurso del bestseller para crear una sensación de avance en el lector, ya que este progresa rápidamente en la lectura de fragmentos cortos.

"La mejor hora para escribir es al despertar", respondió nuestro invitado cuando fue preguntando por doña Blanca, madre de Alex, uno de nuestros miembros más recientes. Amablemente, doña Blanca nos compartió una antología de poemas en la que ella misma ha participado, aprovechando al máximo el valioso tiempo del que dispone ya en sus años de retiro.

Este servidor volvió a inquirir sobre el impulso creativo, si al autor le es posible inspirarse sobre un tema encargado, si sabe el final de un libro cuando lo empieza, si alguna vez se ha arrepentido de lo escrito cuando ya ha sido publicado y si hay una traza de cómo espera desarrollar su carrera literaria Jorge Galán. "No me ha tocado escribir sobre un tema impuesto", nos dijo, "no sé como me iría. He tenido que cumplir con un requerimiento de tres libros en una determinada linea narrativa, eso si, pero yo ya tenía las historias más o menos armadas. Y por supuesto que sé el final de un libro cuando lo empiezo. Cuando comenzás a escribir ya sabes qué historia querés contar. Si no tenés la historia completa en tu cabeza, estás perdido."

Jorge reconoció que siempre hay cosas que le habría gustado decir mejor, una vez que han sido publicadas, pero que eso siempre es así. "A esas alturas ya solo te queda torturarte." El prometedor escritor nacional, que ya es una realidad que nos llena de orgullo, como bien comentó Judith, tiene muy claro qué quiere escribir y cómo piensa continuar su carrera. Ante la pregunta de si tenemos una escasa tradición literaria o es un asunto de invisibilidad, dice que hay algo de las dos cosas. Asegura que en nuestro país hay talento, pero hace falta creérsela, atreverse y, por supuesto, trabajar duro. "Es difícil que te llegue una oportunidad si vos escribís cada tanto un poema, y por eso te sentís poeta y lo ves como una cosa de bohemia".

Jorge también nos habló de la necesidad de un escritor de escuchar a la gente, a los editores y especialmente a su público objetivo, que a la larga es el que comprará sus libros. Citó como ejemplo una historia de Ildefonso Falcones, que pasó por varios procesos de modificación, en función de las observaciones que recibía en diferentes círculos. El resultado fue un gran éxito comercial.

Juan Carlos hizo entonces la pregunta de si se pudiera considerar que ese ya no era su libro, siendo que pasó por demasiados cambios con respecto al original. Esto llevó a una interesante explicación de Jorge, poniendo como ejemplo la escena hipotética de un hombre que entraba en la sala en la que estábamos, amenazaba a uno de los presentes, lo mataba de un disparo y luego se iba. "Vos podés contar eso en 20 páginas, pero alguien te va decir que eso es mucho, que lo contés en 10 páginas. Sigue siendo tu misma historia, pero más corta. Luego, otra persona te puede decir que tenés que perfilar a los presentes en la escena, justificar cómo es posible que ninguno haya intervenido. También puede ser necesario acelerar la escena para volverla verosímil, hacerlo todo tan rápido e inesperado que nadie pudo reacccionar. Entonces, la historia sigue siendo la misma, pero se va puliendo hasta volverse agradable de leer, interesante, creíble. Si te quedás con tu historia original de 20 páginas, allá por la página 15 los lectores estarían diciendo ""¡Puta, que lo mate ya!""

Loida pidió a Jorge que nos sugiriera algunos libros que considera imperdibles para leer en nuestro club. Las recomendaciones fueron: Cormac McCarthy (No es país para viejos y Meridiano de sangre), Michael Chabon (Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay), Alessandro Baricco (Seda), Dan Rhodes (Oro), William Faulkner (¡Absalón, Absalón! ), Francis Scott Fitzgerald (El gran Gatsby), Derek Walcott (El testamento de Arkansas) y Ursula K. Le Guin (Los desposeídos: una utopía ambigua, La mano izquierda de la oscuridad y Un mago de Terramar).

Karina quiso saber si hay un libro al cual Jorge siempre regresa, a lo que el escritor respondió que hay varios libros y autores, como T.S. Eliot y William Faulkner. Dijo que a veces, en navidad, vuelve a leer a Tolkien, y mencionó de manera especial "¡Absalón, Absalón!", un clásico de Faulkner que ya me aseguré de incluir en mis propuestas de lectura para el año que viene.

Loida hizo una última pregunta: "Magdalena dice a su nieto que espere su noviembre*. ¿Es eso una alusión a tu nuevo libro?". "No", respondió Jorge, "es solo una casualidad".

Como la abuela de su historia, la tenue luz de la habitación al fondo de la casa amenazaba con desvanecerse por completo a causa de la tormenta eléctrica que persistía afuera. La conversación había sido larga y satisfactoria. Luego de alguna fotografía para el recuerdo y de las firmas de rigor en nuestros ejemplares del libro, todos nos fuimos a casa, hinchados y agradecidos por esta obra magnífica de Jorge Galán, así como por su amable gesto al visitarnos y conversar con este grupo de amigos que compartimos la pasión por la lectura. Ojalá tengamos nuevas oportunidades de reunirnos con este escritor al que auguramos una carrera brillante, un autor de buena estrella.

* Noviembre es la obra más reciente de Jorge Galán, cuyo lanzamiento está previsto para este 15 de octubre. "Inspirada en los trágicos sucesos que conmovieron a El Salvador y Latinoamérica, Noviembre es una emotiva y turbadora novela sobre el miedo, el odio y la impunidad. Un libro que vierte por primera vez un poco de luz sobre los hechos nunca esclarecidos de 1989 y que se adentra en la historia de otros crímenes, como el de Monseñor Romero. Una reivindicación de la necesidad de levantar la voz, como hicieron los jesuitas asesinados, en defensa de los más desfavorecidos."

1 comentario :

  1. Gracias por la reseña, me hizo mucha falta estar allí, pero gracias a esta reseña tan amena me siento como si lo hubiera vivido. El Gran Gatsby está en mis propuestas de este año y ha estado en mis propuestas en años anteriores, así que ojalá sea el 2016 el año en que lo leamos. Faulkner lo he empezado a leer y me ha gustado mucho, definitivamente voy a votar por ese libro.

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