lunes, 22 de mayo de 2023

No he salido de mi noche | Annie Ernaux

Es mi madre y ya no es ella” Me preparo para toneladas de culpabilidad para el futuro. Pero, seguir teniéndola en casa era dejar de vivir. Ella o yo. Me acuerdo de la última frase que escribió: 
No he salido de mi noche”
Annie Ernaux 

No era ninguna desconocida en Francia y en general, en el mundo de las letras, sino más bien una escritora de peso ya antes de ganar el  Premio Nobel de Literatura, sin embargo, en el club nunca la habíamos leído.  ¡Qué bueno que le dieron el Nobel!, qué alegría que en el club tengamos la viñeta que nos invita a conocer la obra de autores a quienes se les va otorgando el premio año con año, y tener así la oportunidad de conocer nuevos escritores porque, alguna vez nos pueda pasar que nos encontramos con una escritora, como nuestra escritora del mes de mayo 2023, Annie Ernaux. 

Tengo el honor de moderar los libros de la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2022, y el gusto de presentar a continuación nuestro segundo libro del mes, después de leer Los Años, que tan buena impresión nos causó en el club durante las primeras dos semanas del mes de mayo 2023.

No he salido de mi noche | Annie Ernaux | Francia | 1997


«No he salido de mi noche» 
Son las últimas palabras escritas por su madre. 
Contienen todo el dolor de una mujer en el comienzo de su enfermedad y simbolizan el largo 
y doloroso trayecto que se anuncia para el enfermo de Alzheimer y su familia.


Annie Ernaux, escribe un diario íntimo desde la adolescencia, junto con las fotos y vídeos caseros que conserva de las distintas etapas de su vida, esos diarios conforman el archivo al que luego da forma literaria en sus libros.


La segunda lectura del mes de mayo 2023, es la transcripción sin edición de algunos de esos diarios, durante los últimos años en que su madre vivió desde que fue diagnostica con Alzheimer, hasta su muerte en el año 1986.

«Mi madre sufrió la enfermedad de Alzheimer a principios de los años 80. Finalmente tuve que ingresarla en una residencia de ancianos. Siempre que volvía de mis visitas, necesitaba escribir sobre ella, sobre su cuerpo, sus palabras, el lugar donde se encontraba. No sabía que aquel periodo me conduciría hacia su muerte, en 1986.»


Al hacer públicas estas páginas, las revelo tal y como fueron escritas, fruto del estupor y el trastorno que entonces sentía yo. No he querido modificar nada al transcribir aquellos momentos en que me quedaba junto a ella, fuera del tiempo, de todo pensamiento. Había dejado de ser la mujer que había conocido, que velaba por mi vida, y sin embargo, bajo ese rostro inhumano, por su voz, sus gestos, su risa, era mi madre, más que nunca.» hasta su muerte.» Annie Ernaux

Lydia Vázquez Jiménez, quien es la traductora oficial de la obra de Annie Ernaux al castellano, le realizó una entrevista en la que, entre muchos otros temas, le preguntó lo siguiente:


¿Habrías podido ser la escritora que eres sin esa práctica de registro? ¿Qué importancia tiene el diario en tu vida, independientemente de la escritura de tus obras?


«Pienso que que escribir un diario íntimo no ha incidido en mi deseo de escribir ni en la mayoría de los textos que he escrito. Durante varios años, sólo he escrito esporádicamente en mi diario. Fue a partir de los cuarenta y de los cambios importantes en mi vida personal —divorcio, enfermedad de Alzheimer de mi madre, relaciones amorosas— cuando me puse a escribir mi diario con regularidad.

Por otra parte, a diferencia de Virginia Woolf y de otros escritores, el diario no ha sido nunca para mí un laboratorio de escritura.

El diario es importante para mi vida, en mi vida, es el lugar donde la deposito con toda su espontaneidad, donde la cuestiono, diría que todavía es donde la resguardo para que no se pierda. Incluso si desde hace treinta años el mundo exterior y la política ocupan cada vez más espacio en mi diario, lo hacen a través de mi mirada, de mi conciencia del momento. Releerlo es sentir mi propia duración, la persistencia de algo que puede denominarse el yo. El diario es la huella de mi existencia, más aún: su prueba. Y el hecho de que no lo piense publicar en vida lo convierte en el lugar donde puedo escribir sobre el mundo en completa libertad.» (Annie Ernaux)

Es una entrevista con muchas claves sobre la escritura de nuestra escritora del mes, en ella podemos encontrar respuestas a algunas de las interrogantes que nos surgen cuando estamos ante su escritura escueta, directa y honesta. Les comparto el enlace por si quieren adentrarse más en el mundo literario de nuestra Premio Nobel de Literatura de 2022.



Por Lidya Vásquez Jimenez,
traductora oficial de la obra de Annie Ernaux,
al castellano
¡Leer entrevista completa aquí!


Annie Ernaux nació en Lillebonne (Normandía) en 1940. Hija de comerciantes, pasó su infancia y adolescencia en la localidad de Yvetot hasta trasladarse a Rouen para cursar estudios universitarios de literatura. Ha dedicado su vida a la enseñanza como profesora de letras modernas. Es autora de una obra esencialmente autobiográfica e intimista, con títulos como La mujer helada (1981), No he salido de mi noche (1997), Perderse (2001), El uso de la foto (2005), Los años (2008), Memoria de chica (2016). Entre los numerosos galardones recibidos destacan el Premio de la Lengua Francesa 2008 y, en España, el Premio Formentor de las Letras 2019, otorgados ambos al conjunto de su obra. 

Annie Ernaux es hoy una de las escritoras más reconocidas del panorama literario francés y europeo. 
Actualmente reside en Cergy, cerca de París.

Premio Nobel de Literatura 2022
Premio Formentor 2019


Ficha del libro:



Fuentes:  Revista de la Universidad de México (UNAM); Cabaret Voltaira, casa editorial que ha publicado los libros de Annie Ernaux que se han traducido al español.

 No he querido modificar nada al transcribir aquellos momentos en que me quedaba junto a ella, fuera del tiempo —salvo, quizá, el de una pequeña infancia reencontrada—, de todo pensamiento, menos: «es mi madre». Había dejado de ser la mujer que había conocido, que velaba por mi vida, y sin embargo, bajo ese rostro inhumano, por su voz, sus gestos, su risa, era mi madre, más que nunca.
  Annie Ernaux | No he salido de mi noche


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