Los mundiales de fútbol empezaron en 1930, en Uruguay, el primer país en organizar uno y además el primero en ganar la Jules Rimet como se llamaba la copa original, la de oro, la que ganó Pelé tres veces convirtiendo a Brasil en 1970 en el primer país en tener tres copas del mundo, sobrepasando a Italia, país con el que hasta ese momento estaba empatado en mundiales ganados; esa tercera copa la ganó en México, que en 1986 se convirtió en el primer país en organizar dos veces el Mundial. Todo eso y más sobre los mundiales de fútbol lo sabia yo a los 8 años ¿raro en una niña?, para otras tal vez, pero no cuando tu papá ama de manera desenfrenada el fútbol, y quizá por eso elegí iniciar la tarea que Mike nos encomendó de este modo, recordando una de sus más grandes pasiones, porque de todos los temas en la vida se que ese era su favorito.
Mi papá se llamaba José Napoleón Miranda Arévalo, si viviera tendría 75 años, pero murió hace exactamente 21, un 17 de diciembre, cuando él tenía 54 y yo 17.
Le tenía miedo a leer "El olvido que seremos", porque es un libro dedicado a un padre que está muerto y lo leeríamos en diciembre, esa mezcla pintaba muy explosiva para mí, y en cierto grado lo ha sido, en la primera parte donde Héctor Abad Faciolince describe a su padre desde la mirada de un niño encontré muchas cosas en común: mi papá era alcahueta (aunque no tanto como el Dr. Abad por que mi papá tenía su genio), amaba a sus hijos (más que al fútbol) y, al igual que al autor, mi papá me sacó del kínder simplemente porque yo no quería ir; pero hay dos cosas que por alguna razón son mis principales recuerdos: el primero es el terremoto del 86, no se si porque estaba pequeña o porque me sorprendió en la calle, pero nunca he vuelto a sentir algo tan fuerte, iba del colegio a mi casa y de repente todo se empezó a mover con violencia, vi los árboles sacudirse de tal manera que parecía que eran de hule y las copas casi tocaban las aceras, todo terminó muy rápido, pero el susto solo fue momentáneo, de repente caí en la cuenta que estaba con mi papá, él me fue a traer puntualmente a la salida del colegio (como lo hizo toda su vida), por eso a la hora del terremoto estaba junto a él y eso me dio tranquilidad, como dice en el libro "yo sentía que a mí nada me podría pasar si estaba con mi papá". El segundo es cuando me llevaba al "Mundo feliz", la que me cuidaba y siempre iba conmigo a todos lados era mi mamá, pero por alguna razón a este lugar no iba, éramos mi papá y yo solos en los juegos y por eso hasta la fecha pasar por ahí hace que siempre lo recuerde; el año pasado no pude evitar sentirme mal (llorar pues, las cosas como son) cuando supe que lo cerrarían y cuando vi que lo estaban remodelando para poner un MD (se atreverían a vender zapatos feos en el lugar donde mi papá y yo jugábamos), creo que sentí la misma indignación que sintió don Héctor Abad cuando las capillas de la Universidad eran convertidas en laboratorios.
Cuando Mike en la primera reunión nos dijo que hiciéramos un post sobre el padre, la idea me encantó, pensé que la tendría fácil pero no ha sido así, al tratar de escribirlo me di cuenta que 17 años apenas alcanzan para unas pocas líneas, y creo entender cuando el autor dice que su libro es una carta para una sombra, en mi caso, siempre me he sentido estafada porque al igual que el escritor yo también "creo que tuve demasiado padre", pero fue por poco tiempo, tan poco que no me alcanzó para tener mayores conflictos con él, y no me gustaría que este post de la impresión de una hija que no ve en su padre ningún defecto porque no es así, como dije antes mi papá tenía bastante mal genio, pasaba muy poco en la casa y deben haber muchas cosas buenas y malas que no conocí, por eso tuve que rellenar esta entrada con datos de los mundiales y muchas frases del libro, porque los recuerdos se me quedan cortos, tanto que cada vez voy encontrando más partes del libro que ya no puedo entender, cuando fui a la Universidad, tuve mi primer trabajo y un montón de cosas más, él ya no estaba y no puedo sentir la misma empatía. Con quién tengo una larga historia realmente es con mi mamá pero esa es otra historia.
Stephanie, muchas gracias por desnudar tu corazón con nosotros. Tu post me ha encantado. Admiro tu valentía al decidirte a leer este libro, pues bajo tus circunstancias era inevitable el impacto emocional que generó.
ResponderEliminarBellísima entrada Stephanie. Gracias por compartir con nosotros todas estas emociones. ¡Qué coincidencia que exactamente en el aniversario pudiste poner este post! Que sea un homenaje bien merecido para tu papá y para los lindos recuerdos que tienes con él. Un gran abrazo.
ResponderEliminarGracias Karla por tu comentario que bien que te gustó y pues fue una excelente decisión leer el libro ya que me ha encantado, si me tocó bastante, pero el escrito ha sabido hacerlo de una manera elegante sin llegar a lo cursi y eso me gusta. La verdad creí que lo más difícil sería ver recuerdos del autor con su padre con los que me pudiera identificar, y si hay muchos, de hecho más de los que yo hubiera creído pero curiosamente no fueron esos los que me tocaron más, los que más me dolieron fueron los recuerdos de Héctor Abad hijo con los que yo ya no me pude identificar por que él perdió a su padre con una edad de 11 años más que cuando yo perdí el mío y esa incapacidad de entender esas situaciones si incomodaron más.
ResponderEliminarGracias Loida por tu comentario, sí fue una gran coincidencia y de hecho hacer esa especie de homenaje con la fecha me llevó a escribir el post antes de terminar el libro, me hubiera gustado terminarlo para poder comentar con más propiedad, ya lo terminé y a pesar que el libro esta lleno de bellas frases, fue hasta después de publicar esta entrada que encontré mi frase favorita en todo el libro y si la hubiera leído cuando escribe el post creo que hubiera sido el titulo "Si recordar es pasar otra vez por el corazón, siempre o he recordado"
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