.png)
Buenos Aires, 1956
Contemplo la impoluta blancura del papel que estuve a punto de profanar y me divierte mi propia estupidez. ¿Qué sentido tiene ahora escribir una carta en respuesta a Ñato Iberra? En breves instantes no existiré más. De mí, de Jacinto Chiclana... no quedará recuerdo, vaho ni huella. Si no hay creador no hay obra. Si no hay pies no hay pasos. Si no hay puño tampoco puede haber letra.
En cuanto a Iberra, el pobre diablo...