Contribuido por Wendy Funes Betancourt para Club de la Buena Estrella
Anna Karénina
Part I
“All the variety, all the charm, all the beauty of life are made up of light and shade”. Es la frase con la que describiría la parte I de “Anna Karenina”. Las cosas no son lo que parecen: el matrimonio de Dolly y Stiva, el cortejo (¿o no?) de Vronsky, el amor de Levin (enamorado de las tres hermanas en turno, terminando por la más joven Kitty), Nikolai que se mueve en círculos dudosos o progresistas, Anna y sus convicciones morales y su mundo que parece perfecto pero no lo es. Nada es blanco o negro, los carácteres no son caricaturescos, unidimensionales, sino complejos e interesantes.
He disfrutado muchísimo el viaje a la sociedad Moscovita de finales del Siglo XIX. Una sociedad de privilegio: un mundo de príncipes y princesas, de bailes de gala, de días para recibir visitas, donde aprender inglés y francés es ‘de rigueur’ y la burocracia es el dominio de la aristocracia.
Un mundo machista, sexista, donde el objetivo de la jovencita es conseguir un buen partido, un buen matrimonio. La idea que se tiene sobre las mujeres es que o son princesas como Kitty o pobretonas no dignas de respeto como Masha, la compañera de vida de Nikolai.
La dicotomía es clara: “I have a loathing for fallen women. You’re afraid of spiders and I of those vermin”dice Vronsky.
Y Levin cuando piensa en Kitty como una niña: “that small fair head, with its expression of a child’s brightness and kindness, set so easily on her shapely girlish shoulders. In this childlike expression of her face combined with the slender beauty of her figure lay her special loveliness…the look in her eyes-meek, calm and truthful”.
O en su ideal de futura esposa: una mujer moldeada sobre la imagen de su madre que describe de la siguiente forma: “his future wife would have to be, in his imagination, the repetition of that lovely, sacred ideal of a woman which his mother was for him”.
O el padre de Kitty cuya preocupación como padre es: “like all fathers, was especially scrupulous about the honour and purity of his daughters; he was unreasonably jealous over them”, viendo a sus hijas como objetos cuyo valor depende de su “pureza” y honor.
Esa idea de ver a las mujeres como una cosa u otra en la que el ideal es alguien como Kitty: la jovencita, casi una niña, sin experiencia del mundo, calmada, sumisa y con fecha de caducidad.
“The wife is getting old, and you’re full of life. Before you have time to turn round, you already feel that you can’t love your wife as a lover, however much you may respect her. And here suddenly love comes along, and you’re lost, lost!”, dice Stepan Arkadyich (Stiva) para excusar su infidelidad hacia su esposa Dolly con una mujer más joven.
Por otro lado Tolstoy nos introduce a una idea interesante, diferente: una mujer con experiencia de vida, madre de familia, atractiva, sofisticada, inteligente. Hablo, claro está, de Anna Karenina, de quien Vronsky se encuentra enfatuado después de verla en el tren y el baile de gala. Quiere dar rienda suelta a su deseo siguiendo la influencia que la sociedad bohemia, cambiante, vibrante de St Petersburg a la que él pertenece y que es muy distinta a la sociedad Moscovita, más tradicional y conservadora.
Esta diferencia de sociedades se muestra en la idea que Kitty y su madre tienen de Vronsky y su cortejo como paso necesario para la propuesta matrimonial. En realidad Vronsky no está interesado en el matrimonio sino en el hedonismo.
También es un mundo donde la mayoría de personas viven en extrema pobreza. Este otro mundo lo menciona Nikolai Levin quien expone sus ideas comunistas.
Una de las cosas que más me llama la atención de esta parte es la palabra “cambio” que ya se siente en el aire, está ya en el ambiente de hecho y que Tolstoy capta tan bien: la madre de Kitty se preocupa porque la forma de casar a las hijas está cambiando. La sociedad está cambiando:
“…girls of Kitty’s age formed some sort of groups, attended some sort of courses, freely associated with men, drove around by themselves, many no longer curtsied, and worse still they were all firmly convinced that choosing a husband was their own and not their parents’ business”.
La sociedad de St Petersburgo es bohemia, más libre que la de Moscú. Esto se evidencia en el último capítulo, cuando los amigos de Vronsky departen en su apartamento.
Como punto final, me llama la atención en esta atmósfera de cambio el ambiente político que Tolstoy empieza a pintar por medio de Nikolai. Será interesante ver como lo describe en las siguientes partes (si es que lo hace).
En pocas palabras, me parece un libro muy bien escrito, con un alto nivel descriptivo, con carácteres complejos inmersos en una coyuntura histórica muy interesante.