"Galatea nunca quiere a Pigmalión; las relaciones que existen entre ellos son de esencia demasiado supraterrestres para ser en su conjunto agradables"
BERNARD SHAW
Introducción
Medianamente autorizado, puedo señalar que Pigmalión es una, de las muchas razones, que hicieron a Bernard Shaw, en contra de su propia sensibilidad, ‘Santo de devoción’ de G.K Chesterton. Pigmalión es una objeción, no solo para los chestertonianos, sino para la vida misma, porque alude, con el uso de la razón y el pragmatismo, la victoria del romance fracasado en ese sentido que Chesterton, los románticos y los enamorados no están dispuestos a aceptar; porque por el romance, uno tendría que estar fieramente dispuesto a ir a la guerra y morir, elevando la mano ensangrentada mientras se saluda al sol. La historia de Shaw, todo tiene que ver con la frivolidad y la resignación con la Enrique Higgins, un erudito de la fonética, acepta y renuncia a la fascinación y el encanto que le provoca una chica del ‘arroyo’, Elisa Doolitle, que, siendo rescatada de la ignorancia en un picaresco juego de beneficencia entre Higgins y su socio Coronel Pickering, se termina convirtiendo en el semblante, no solo de la mujer de época – refinada y de “alta cultura” – sino en la escultura del genio de Higgins, que no sabe si ama lo que es Elisa o lo que ha hecho de ella.
Pigmalión, es en todos los sentidos una brillante representación de cómo los tiempos racionales han logrado usurpar el puesto de los sujetos voluntariosos de las épocas ‘oscuras’ y románticas, dejando en su lugar a hombres y mujeres que son capaces de tomar consciencia de ellos mismos, que son, para su satisfacción, capaces de vivir con sus espíritus desencajados en el mundo que los ha forjado. Pigmalión es una tragedia de la modernidad dirigida para nuestra época, ya que habla de esa búsqueda por una emoción, del apetito voraz por un encuentro intenso y dramático, que siempre se termina resolviendo en la distancia de los amantes, que prefieren más el fantasma de la conmoción que la carne de la contradicción.
Irremediablemente, Pigmalión es un teatro ágil, brillante y divertido, que Chesterton tuvo que haber disfrutado, por ser todo aquello en lo que él no creía; y sabía, para bien del mundo, que las cosas están mejor cuando al otro lado de la arena, hay un hombre, tan radiante, mordaz y ecuánime como su contrario y amigo: George Bernard Shaw.
George Bernard Shaw (izquierda). Hilaire Belloc (centro). G.K Chesterton (derecha) |
----------------------- Algunos datos más
Pigmalión se estrenó en el Burgtheater de Viena el 16 de octubre de 1913 en una versión en lengua alemana. En Londres se estrenó el 11 de abril de 1914, en el Her Majesty's Theatre, con Herbert Beerbohm Tree y Patrick Campbell. Otras producciones posteriores a destacar incluyen la de 1945, con Raymond Massey y Gertrude Lawrence, la de 1984 con Peter O'Toole y Jackie Smith-Wood y la de 2011 con Rupert Everett y Kara Tointon.
En España se estrenó el 14 de noviembre de 1920 en el Teatro Eslava de Madrid, con adaptación de Gregorio Martínez Sierra e interpretación de Catalina Bárcena. En 1943, se volvió a representar con Elvira Noriega. Una nueva versión es de 1964, con Adolfo Marsillach, Marisa de Leza, Antonio Vico, Carmen Carbonell y Fernando Guillén.
En los años sesenta se estrenó en Buenos Aires con la interpretación de Virginia Lago y la dirección de Wilfredo Ferrán.
El 21 de febrero de 1979 se emitió una versión para Televisión española en el espacio Estudio 1 protagonizada por José María Rodero, Marilina Ross, Tomás Blanco, Mari Carmen Prendes, Aurora Redondo, Nélida Quiroga, Maite Tojar y María Stern.
La película de 1938 obtuvo éxito comercial y fue propuesta como candidata a cuatro Premios Óscar, de los cuales recibió el de mejor guión adaptado, en 1939. Tuvo una adaptación musical dirigida por George Cukor y estrenada en 1964: My Fair Lady, con Rex Harrison y Audrey Hepburn como actores principales.
----------------------- Sinopsis
El profesor Higgins, a la salida de una representación en el Teatro de la Ópera de Londres, toma nota de los acentos de un grupo de personas que trabajan en el mercado y, con especial atención, de la manera de hablar de una de las floristas, Elisa. El encuentro con un colega, el Coronel Pickering, sellará una apuesta: ¿será capaz el profesor Higgins de convertir a Elisa, en seis meses, en una verdadera lady? Todo un clásico llevado al cine y al teatro en numerosas ocasiones.