jueves, 16 de abril de 2015

Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea, comentario personal




Decía T. S. Eliot que “abril es el mes más cruel”… y como para hacer eco a esas frías y duras palabras, el libro de este mes se puso a la altura y con una cuarta más.

Hay tanto que decir sobre el libro, que correría el riesgo de transcribir fácilmente una buena parte de él para ejemplificar las cosas que se pueden extraer para comentar. Por ejemplo, la candidez de Jamie para contar la tragedia de su familia, la solidaridad de Jasmine con su hermano y su cada vez más notorio trastorno alimenticio, la intrepidez y el encanto de Sunya, el comportamiento tan nefasto de la madre, la depresión, angustia y duelo del padre, la matonería de los compañeros de escuela, los logros y pérdidas; en fin, el libro da para vastas discusiones y apasionados comentarios. 

Sin embargo, no quisiera dejar de decir que lo que más le rescato al libro, en mi experiencia personal, es que también tiene mucho que sentir. La mayoría recordamos nuestra niñez como una de las mejores etapas en nuestra vida, pero también recordamos las grandes batallas que vivimos internamente por diversos motivos: por la misma crueldad de los otros niños, por las carencias, por los comportamientos incomprensibles de los adultos y por las cosas que a cada uno le tocó vivir. 

El libro balancea perfectamente las batallas y las tristezas con los sentimientos más nobles y los corazones más tiernos. La transformación que todos los personajes van sufriendo conforme avanza el libro es muy conmovedora. Todos crecen, todos aprenden, todos avanzan.

Pienso que Annabel Pitcher logra hacer una descripción precisa del comportamiento, pero sobre todo, de los sentimientos infantiles, tanto en sus logros como en sus pérdidas, todo con el matiz sincero de quien aún está formando su carácter y definiendo sus sentimientos. Me removió cosas y me tocó algunas fibras que tenía tiempo de no palpar y, lo más sorprendente, es que nada en su estilo narrativo es repulsivo, sino por el contrario, me dio gusto avanzar en la lectura sin importar que lo que se veía venir se previera doloroso o triste. 

También me ocurrió algo que casi nunca hago, y es que era tanta la expectación por saber los desenlaces, que inevitablemente pasaba la mirada hacia unos diez o doce renglones más abajo para hacer trampa y ver qué iba a suceder más adelante. Increíble. Me descubrí por momentos apretando los puños o mordiéndome alguna uña.

Párrafo aparte merece Roger. Un personaje felino pero muy sólido en la historia. Para mí es el gran mártir. Fue utilizado magistralmente por la autora. Me encantó que le dieran un rol Tan Importante, y me hizo querer más a la gata con que más tiempo he pasado en toda mi vida y en la única en que puedo pensar en este momento que es: Scherezade.

Sin duda un gran acierto Karla Majano. Gracias por la recomendación y por haberme hecho agua el corazón y sacarme las lagrimitas.

Le doy 5 estrellas de 5. 

P.D.: Aquí les comparto una imagen de Scherezade...


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