jueves, 20 de junio de 2013

Bueno, uno puede elegir a sus amigos, pero no a sus ancestros...







Amigos,
Encontré esta entrevista que le hicieron a Noah Gordon en 1999 en relación con "El último Judío". La transcribo tal cual para ustedes.








ENTREVISTA CON NOAH GORDON
Ana Peláez

Nos reunimos en "La Senda de los Elefantes" (TheElephant Walk), un agrada­ble restaurante en Brookline, barrio predominantemente judío de Boston. Mientras degustábamos una deliciosa comida vegetariana, el autor me fue desve­lando sus principales motivaciones para escribir una novela sobre la historia de España, las experiencias que vivió en nuestro país y el proceso creativo de su best-seller El último Judío.

¿Por qué decidió escribir sobre la expulsión de los judíos en España? ¿Por qué sobre este capítulo de nuestra historia?
Me encontraba en España en 1992, fui a San Sebastián a recibir un premio lite­rario. Como usted sabe, durante ese año España observaba, que no "celebraba" (como muchas veces se ha empleado esta palabra erróneamente), dos aconteci­mientos históricos. Uno era el descubrimiento de América y el otro la expulsión de los judíos. Yo sabía que se habían escrito muchos libros sobre el descubri­miento de Colón, pero no sobre la expulsión del pueblo judío, y pensé que podía ser un tema muy interesante. Sin embargo, durante ese año estaba trabajando en otro de mis libros, y no fue hasta 1995 cuando pude comenzar a trabajar en El último Judío.

¿Cómo empezó la investigación para empezar a documentar el libro?
Hablé con dos grupos diferentes de personas, que resultaron muy difíciles de localizar. Uno lo constituían los descendientes de españoles que se convirtieron al cristianismo en 1492 o antes, y el otro grupo lo formaban los descendientes de judíos que no se convirtieron y, por lo tanto, tuvieron que abandonar el país. Es decir, mientras este último grupo era todavía judío - sefarditas el grupo anterior lo formaban católicos que lo habían sido desde hacía muchas generaciones. Pensé que el estudio y análisis de estos dos grupos se convertiría en una tarea muy inte­resante. Un año más tarde fui a España y pasé un año viajando por su país, que me encanta. (Creo que este sentimiento queda muy bien plasmado en su libro cuando habla de la ciudad de Toledo y sobre los paisajes españoles).

¿Se identificó usted con los judíos españoles que aparecen en su libro?
En cierta forma sí, ya que mi familia es de origen judío europeo. Pero la cultu­ra que estaba descubriendo era completamente nueva para mí. En algunas ocasio­nes tuve que tomar mis propias decisiones en relación a hechos históricos o a cos­tumbres judías, ya que las fuentes historiográficas que consulté no coinciden en ciertas cuestiones. Por ejemplo, no coinciden en el número de judíos que se con­virtieron, ni en el número de judíos que tuvieron que dejar el país.

Un dato que me pareció de gran interés es que, cuando empecé a hablar con gente de universidad sobre la población de España, en diferentes ocasiones me informaron de que, solamente un siglo después de que fueran expulsados de España, hubo un descenso en la población de un 25%-30%. El número exacto de los judíos que dejaron el país y de los que se convirtieron es inexacto. De lo que sí estamos seguros es de que fue la única conversión en masa de la historia del pueblo judío. Quizás en 1492 entre 150.000 y 200.00 judíos tuvieron que dejar el país y un número similar optaron por la conversión. Cuando se considera que la población en España durante este período histórico no era muy grande, y tenien­do en cuenta que durante los siglos que siguieron los conversos se casaron con cristianos viejos, es lógico pensar que la mayoría de las personas con las que yo me cruzaba por las calles de España tuvieran genes judíos.

Algo muy curioso me ocurrió cuando estaba en Barcelona cenando con mi familia política. Un anciano historiador judío me había dicho: "si encuentras a un español con un apellido muy católico, como De la Cruz, hay muchas posibilida­des de que proceda de judíos conversos que adoptaron el apellido más católico que pudieron encontrar". Resultó que, en esta velada, una cuñada de mi hijo, que está casado con una catalana, se apellidaba De la Cruz y era de Toledo.

Toledo es uno de los mejores lugares para estudiar este momento histórico. Háblenos de sus experiencias allí.
Mi hijo Michael y yo pasamos tres días muy interesantes en Toledo. Allí ven­den varios artículos típicos para los turistas judíos americanos e ingleses. El museo Sefardita está muy bien diseñado, aunque tuve una sensación extraña cuando vi objetos judíos de mi infancia expuestos en las vitrinas del museo, objetos que for­man parte de la vida cotidiana del judío americano.

Como parte de la investigación, Michael y yo decidimos intentar localizar a personas en Toledo que fueran descendientes de judíos, y que posteriormente se hubiesen convertido; solo encontramos a uno. La aventura fue muy curiosa pero un poco frustrante. Fuimos a una de esas tiendas donde se vendían artículos judí­os, me presenté como escritor americano y les pedí que me ayudaran en mi inves­tigación. Me indicaron que fuera a una tienda no muy lejana, donde me asegura­ron que la familia era descendiente de judíos. Tras muchas preguntas y de ir de un lado para otro, no encontré a nadie que admitiera sus orígenes judíos.

Después de tres días de búsqueda infructuosa, le dije a mi hijo: "Al demonio con todo esto, utilizaré otro medio de investigación". Cuando estábamos a punto de irnos, pasamos delante de una tiendecita que tenía alguno de mis libros. Sonreí, cogiendo un ejemplar, y dije a la propietaria: "¿quiere que se lo firme?", a lo que ella contestó: "¿cómo dice?". No me creía, por lo que tuve que enseñarle mi pasa­porte. Empezamos una conversación amigable y le expliqué lo que había estado buscando. Esta amable señora me confirmó, sin género de dudas, que un amigo de ella que trabajaba en la Catedral de Toledo era descendiente de judíos. Por fin me estaba acercando a la meta.

Desgraciadamente, cuando lo localicé, el caballero negó de forma contunden­te este hecho. Me enfadé mucho con él y le dije que de donde yo vengo era un motivo de gran orgullo ser judío, a lo que él me respondió: "Bueno, uno puede elegir a sus amigos, pero no a sus ancestros". Después de calmarnos por ambas partes admitió algunas de las cosas que yo ya había observado. Lo que les había ocurrido a los conversos es que, en primer lugar, habían temido por sus vidas durante muchas generaciones, y, en segundo lugar, para poder tener una posición de seguridad en la sociedad tenían que convertirse en el máximo exponente de cristianos viejos.

Para terminar esta historia de forma positiva, tengo que decir que cuando estu­ve en España hace unas semanas para promocionar El último Judío, firmé muchos ejemplares y no puedo calcular la cantidad de gente que me admitió que eran des­cendientes de judíos.

El último Judío se va a publicar en mayo en Estados Unidos. ¿Piensa que va a tener la misma aceptación que ha tenido en España y Alemania, los dos países donde primero se ha publicado el libro?
No tengo suficientes datos para saberlo. Creo que Europa es mucho más sofis­ticada con respecto a la Historia, y a la novela histórica que Estados Unidos. Para ponerle un ejemplo, mi libro Shaman recibió un prestigioso premio de la Sociedad de Historiadores Americanos pero no llego a ser un best-seller en América.

¿Cuáles fueron sus principales fuentes historiográficas?
Leí todo lo que pude encontrar. He sido periodista durante muchos años y por esto sé muy bien cómo investigar una historia. Tengo que alegar que sin la ayuda de ciertos historiadores españoles no podría haber realizado el libro con tanto rigor histórico como lo hice.

¿No cree que ha creado una atmósfera un tanto maniquea en su libro?
Creo que había una época en que las cosas eran blancas o negras. En la España del siglo XV o eras un católico practicante o eras ajusticiado. Se necesitaba mucho coraje para poder practicar otra religión que no fuera la oficial.

¿Qué ciudad tomó como referencia para el pueblo de Prado-Grande?
Uno de los presidentes del grupo Zeta me presentó a su hijo, quien me contó que era descendiente de judíos y que su familia llegó a Francia en 1492. Pero yo sabía que en Francia solamente admitían a los conversos, así que deduje que la familia estuvo en Francia como conversos a lo largo de varios siglos y generacio­nes. En 1700, cuando la Inquisición actúo con menos fuerza en España, volvieron a España y se instalaron allí. Mencionó un pequeño pueblo donde la gente se escondía para poder practicar libremente su religión. Basándome en este pueble- cito me inspiré para crear Prado-Grande.

¿Cuáles fueron sus razones para incluir un epílogo que se desarrolla en la España de hoy en día?
Para mí era tan importante transmitir la idea de que hubo muchos españoles judíos que se convirtieron al catolicismo, como el hecho de que hubo otros espa­ñoles judíos que sobrevivieron en otras partes del mundo.

¿Qué me puede decir sobre el personaje de Bonestruca, el sacerdote asesino y corrupto, que llevaba una conducta adúltera?
No sabía cómo se iba a recibir. Una vez escribí un libro sobre una doctora cató­lica que practicaba abortos, La Doctora Colé. La verdad es que tuvo un buen nivel de ventas, y fue aquí en Boston donde recibí más críticas, muchas más que en la católica España. Bonestruca es un sacerdote y también un ser humano, pero el per­sonaje tiene su lado negro.

¿Cree que se transmite la verdadera historia en relación a la expulsión de los judíos?
Mientras estaba visitando la sinagoga del Tránsito en Toledo le pregunté al guía, "¿Qué le explica a los turistas sobre la historia de la sinagoga?". El me contestó: "Antes fue una sinagoga judía y en 1982 se transformó en un museo sefardita". No se explica nada sobre la historia real de la sinagoga, no se explica que fue toma­da por la fuerza y que los judíos lucharon por conservarla.

Para concluir, la cubierta del libro es preciosa. ¿De dónde proviene?
La editorial alemana encontró este cuadro de 1490 titulado Tres Doctores en Toledo. Creo que es muy significativo de ese periodo histórico.

Boston, diciembre, 1999.

1 comentario :

  1. Qué interesante este post, enriquece mucho la lectura, gracias por compartirlo!

    ResponderEliminar