lunes, 13 de mayo de 2013

Los poetas de “Confieso que he Vivido”

Confieso que vote por Neruda por dos razones: una por su país, que me parece muy interesante; y la más importante porque yo no tengo la habilidad de apreciar la poesía, simplemente no la puedo disfrutar, soy más de escritos en prosa, y pensé que leyendo la biografía de Neruda podría dar un paso para desarrollar un poco ese gusto y, al parecer, Neftalí Reyes me está ayudando con ese propósito. Más que por él mismo, por todos esos poetas con los que se fue encontrando a través de su vida. ¿Se puede obtener alguna anécdota más interesante de su niñez que haber recibido libros de una maestra llamada Gabriela Mistral?

Cada vez que en el libro encuentro el nombre de un poeta o se menciona alguna obra, me veo en la necesidad de buscar un poco y leer sobre el tema, descubriendo nuevas cosas y reencontrándome con otras que en el pasado me gustaron. Sin embargo, es hasta que apareció en escena Cesar Vallejo que de repente, como dicen los chilenos "caché esta wea", y he entendido que a mí lo que no me gusta es la poesía romántica, pero que hay mucha otra que si puedo disfrutar y que de hecho he disfrutado, pero no había reparado en que así fue, hasta que, el encuentro de Neruda con Vallejo, me hizo recordar el poema "Los Heraldos Negros", uno de los pocos que en algún momento me estremeció hasta las tripas.

Tenía 17 años y en mi clase de letras nos tocó a un grupo de compañeras y a mí, exponer sobre Cesar Vallejo. Yo acaba de tener una pérdida bastante grande y de repente, debido a la tarea me encontré leyendo lo siguiente:

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios;
como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

César Vallejo, 1918

¿No es una bella descripción del dolor humano?.

Luego de esto, empecé a analizar que no es el único poema que me ha gustado, recuerdo haber quedado encantada cuando leí "Blasón" de Alberto Masferrer, que cuando muera, me gustaría tener ese sentimiento hacia la vida que Amado Nervo describe en su poema "En paz", que si "La vida es sueño" es uno de mis libros favoritos es en gran medida, por las bellas rimas de los Monólogos de Segismundo, y ¿a qué mujer no le gustan los versos de Sor Juana Inés de la Cruz denunciando la injusticia de los hombres? Y, a medida que hago un esfuerzo van apareciendo en mi mente otros que he disfrutado, así que después de todo creo si me gusta la poesía.

3 comentarios :

  1. Qué entrada más bonita, qué alegría saber que la poesía de tu historia está desempolvándose y volviendo a tu memoria como un una garantía de que tu ser ha vibrado y se ha estremecido, ya sea de dolor, de llanto o de alegría y que hay poetas que han sabido describir tu sentir en esos momentos.

    Me alegra que el libro vaya resultando interesante por distintos motivos.

    A ver, ¿qué les parece este poema?

    [NO QUIERO QUE TE VAYAS]
    Pedro Salinas

    No quiero que te vayas
    dolor, última forma
    de amar. Me estoy sintiendo
    vivir cuando me dueles
    no en ti, ni aquí, más lejos:
    en la tierra, en el año
    de donde vienes tú,
    en el amor con ella
    y todo lo que fue.
    En esa realidad
    hundida que se niega
    a sí misma y se empeña
    en que nunca ha existido,
    que sólo fue un pretexto
    mío para vivir.
    Si tú no me quedaras,
    dolor, irrefutable,
    yo me lo creería;
    pero me quedas tú.
    Tu verdad me asegura
    que nada fue mentira.
    Y mientras yo te sienta,
    tú me serás, dolor,
    la prueba de otra vida
    en que no me dolías.
    La gran prueba, a lo lejos,
    de que existió, que existe,
    de que me quiso, sí,
    de que aún la estoy queriendo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por comentar María Ofelia.

    Realmente como tú dices, la poesía se esta desempolvando de mi mente y veo con sorpresa que Neruda no me esta ayudando a que me guste sino, a darme cuenta que ya me gustaba.

    ResponderEliminar

  3. En realidad siempre he sabido que eres una gran mujer y un excelente ser humano, que

    Si la poesía ha vuelto a ti
    Pues qué bien!,
    La poesía es un caldo para el alma,
    Un pétalo de flor que acaricia los oídos,
    La poesía nos mantiene y alienta vivos.

    Me gustó mucho tu entrada, en realidad este libro que por cierto en estos momentos estoy leyendo pues a mí me ha servido más como una gran biblioteca igual que a ti, aunque también me ha servido para darme cuenta que; “En Cuanto más leo más me doy cuenta de cuanto me falta por leer…” y también reflexionar acerca de cómo a veces quienes intentamos ser poetas, estamos enamorados de nosotros mismos y en el caso del maestro Neruda, pues que te digo, aun cuando ha de haber sido arrogante, le perdono todo, primero por tanta vida hecha versos y segundo por ser Chileno (cachay!) Que también es un país al que algunos no comprendan…. Casi lo amo, como al salvador mismo.

    Saludos

    ResponderEliminar